El memorial del ‘Conde-Duque’ d’Olivares
23 Des 2018
Arran de la celebració del Consell de Ministres del govern espanyol a la ciutat de Barcelona el 21 de desembre de 2018, ha corregut per les xarxes socials un fragment del Memorial ocult del “Conde –Duque d’Olivares” del 1625, en el qual aquest instava el Rei, Felip IV, a ser monarca d’un regne unificat, Espanya, per contra de ser el sobirà de molts regnes peninsulars i també la manera d’aconseguir-ho… no sempre clara i honesta. M’ha semblat oportú, doncs, recopilar una sèrie de fragments de l’obra de l’hispanista anglès Martin Hume, La corte de Felipe IV. La decadencia de España que malgrat que fa més de cent anys que va ser publicada (1905), no ha estat superada ja que utilitza amb finor i intel·ligència documents originaris de l’època referida.
Es pot copsar que algunes coses no han canviat gaire des del segle XVII…
La política d’Olivares
… La pobreza del país había arrancado un grito a las Cortes de Castilla que se juntaron en 1623 para votar nuevos servicios para tres años. No podían votar, ni Castilla podía pagar, más que la cantidad acostumbrada que era por completo insuficiente para las necesidades de una nueva guerra y de la renovada pugna con Holanda. Sería necesario, por tanto, que Felipe fuese en breve a afrontar los Parlamentos independientes de Aragón, Cataluña y Valencia, y al mismo tiempo de renovar y hacer los juramentos de rigor, apelar a la generosidad de los súbditos orientales. Se conserva un documento, que lleva la fecha de 1625, en que Olivares descubre a Felipe sus ideas acerca de las relaciones que deberían existir entre los varios dominios en que España consistía… y apunta en beneficio de los reinos forasteros (sic) de España que solamente pueden esperar formar parte de una gran potencia haciendo por su Rey sacrificios semejantes a los que los demás súbditos están obligados. Su idea era evidentemente la obligación de mutua defensa como primer paso a una fusión completa de las Coronas y trataba de dorar la píldora diciendo que cada uno de los reinos exteriores podía considerase feudatario de Castilla. El famoso Memorial dice:
Tenga V.M. por el más importante negocio de su Monarquía el hacerse Rey de España; quiero decir con esto, Señor, que no se contente con ser Rey de Portugal, de Aragón, de Valencia y Conde de Barcelona, sino que trabaje y piense con consejo mudado y secreto para reducir estos Reinos de que se compone España al estilo y las leyes de Castilla sin ninguna diferencia, que si V.M. lo alcanza será el príncipe más poderoso del mundo. Con todo esto no es negocio que se pueda conseguir en un tiempo limitado, ni intento que se pueda descubrir a nadie por confidente que sea; porque su conveniencia no puede estar sujeta a opiniones porque hay que actuar sin avisar…
A continuación Olivares proponía tres posibles maneras de alcanzar ese objetivo. La primera «y la más dificultosa de conseguir (pero la mejor, pudiendo ser) sería que VM favoreciese los de aquel reino, introduciéndolos en Castilla, casándolos con ella, y los de acá allá». La segunda era que negociara los cambios pero desde una posición de fuerza, es decir, en el momento en que contase con un ejército y una armada a su disposición. La tercera manera la exponía así Olivares en el memorial:
El tercer camino, aunque no con medio tan justificado, pero el más eficaz, sería hallándose VM con esta fuerza que dije, ir en persona como a visitar aquel reino donde se hubiere de hacer el efecto, y hacer que se ocasione algún tumulto popular grande y con este pretexto meter la gente, y en ocasión de sosiego general y prevención de adelante, como por nueva conquista asentar y disponer las leyes en la conformidad de las de Castilla y de esta misma manera irlo ejecutando con los otros reinos.
El gust pel luxe i l’ostentació
… El gusto de Felipe IV por la ostentación tuvo plena oportunidad de desplegarse en octubre de 1629… le nació un heredero a las coronas de España… Con motivo del bautizo del heredero la Condesa de Olivares, tan suprema en Palacio como su marido en el gobierno, tuvo al niño “sentada en una silla de cristal de roca, el mueble más costoso que se viera en Europa”… La pretensión general, la ociosidad y el amor por el lujo no obtenido por el trabajo eran en verdad sintomáticos de una decadencia natural de la sociedad… Mientras se quejaban de que las cosas no iban mejor, los súbditos, clamaban más alto que nunca que España debía enseñar a los herejes a punta de lanza, su error, y resistían y eludían por todos los medios en su poder las leyes suntuarias (les que restringien el luxe)…
La misèria
… El suicida sistema de hacienda arruinaba a todas las clases… los obreros del campo y de la ciudad… habían sido los primeros en hundirse; luego los traficantes pequeños arruinados por la tasa de la alcabala (l’impost bàsic) sobre todas las ventas y por la intervención (devaluació) en la circulación monetaria; y ahora les tocaba a los grandes mercaderes y a los banqueros; mientras que incluso a los nobles y los eclesiásticos se les había sangrado a discreción con el “último donativo voluntario”.
… Los teatros públicos seguían llenos y las comedias se aplaudían… Mas, por otra parte, el hambre había clavado su espantosa garra doquiera en las áridas tierras de Castilla, el impuesto de consumos (un altre impost) se había aumentado cuando incluso en la capital la miseria en la capital no era una amenaza, sino una realidad… y los sueldos, pensiones y deudas del Estado o no se pagaban en absoluto o se reducían ruinosamente.
La caiguda d’Olivares
… La caída de Oivares era inevitable, pero injusta…la política que produjo las calamidades, la de persistir en las hinchadas pretensiones de un siglo antes, había sido apoyada de corazón por el pueblo entero. Querían gloria, orgullo, supremacía. Querían seguir representando el papel de milicia de Dios, reducir el mundo a una fe, la suya, jactarse de las riquezas de su Rey y de la grandeza de su país. Pero cuando al final comprendieron que una política exterior de intervenciones injustificadas y pomposas y de despilfarro doméstico en el país era costosa, se volvieron contra el hombre que había traducido en actos sus vanas aspiraciones. Olivares… sólo podía ver con los ojos de su generación; y su parte en la culpa de la ruina que siguió a su gobierno fue mayor únicamente porque fue más conspicua que la de todas las gentes, cegadas y embotadas por la loca esperanza de disfrutar de ventajas, nacionales y personales, más allá de sus medios
Foto de portada: ‘Retrato de Felipe IV’, pintat el 1656 per Velázquez. Museo del Prado.